lunes, 20 de mayo de 2019

Si me quieres...

Sus palabras suenan como susurros en mis oídos, y sus besos se extienden hacia mis labios. Dulce amor, dulce destino. Ojalá no fueras solo un sueño perdido. Si me quieres, dímelo. Si no me quieres, no me lo digas.
Mi corazón no lo aguantaría.

Me quiere, no me quiere. Mi maldición son cuatro palabras, que se fusionan en una sola desgracia; él nunca me amará.

Es curiosa, la manera en la que amamos a la gente, aferrándonos a sus brazos sin poderlos tocar. Anhelando sus labios sin poderlos besar. Perdernos en su mirada sin poderles mirar. ¿Se trata de curiosidad o tan solo de malestar? Mi obsesión podría ser mi final.

Enamorada. Enferma. Perdida. Olvidada.

Mis versos se escapan de mi boca apenada.

Si me quieres, aferrate a mí como una ola, que regresa siempre al mar.
Si no me quieres, si no puedes verme, entonces me olvidaré de amar.
Pero no quiero olvidar tus ojos, ni tampoco de la felicidad.


Si me quieres, déjate llevar.
Y si no, permíteme olvidar.

Pero mi dulce corazón jamás lo aguantará.


Nevermind

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